martes, 22 de diciembre de 2015

miércoles, 2 de diciembre de 2015

SCC se posiciona a favor de la pluralidad en la escuela.

Por primera vez, Societat Civil Catalana se ha posicionado en contra del sistema educativo de la inmersión lingüística de la escuela de Cataluña. Considera que se debe desarrollar una «política lingüística en la que prime la pedagogía y por tanto el beneficio y bienestar de los alumnos, buscando opciones en las que las lenguas oficiales del Estado tengan la posibilidad de ser estudiadas en todo el territorio nacional y en las que la lengua común castellana ocupe un espacio de igualdad con las otras lenguas españolas en los territorios en que ambas conviven». Así consta en una de las conclusiones de una ponencia presentada en el primer encuentro organizado por Societat Civil Catalana para reflexionar sobre un modelo educativo desde una óptica no nacionalista que se celebra en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona.
El profesor y vocal de Societat Civil, Daniel Perales, realizó estas conclusiones durante estas jornadas en las que también reclamó «un profesorado que responda a la realidad plural de Cataluña y del conjunto de España» para lo que reclamó que se incorpore la posibilidad de que «la lengua no sea un freno a la llegada de profesores del resto del país» además de facilitar «la movilidad geográfica del conjunto» de los docentes. En este sentido, Perales, que también es responsable de la organización de las jornadas, afirmó que el «modelo indudablemente excluyente» de inmersión lingüística «no podría haber perdurado tanto en el tiempo sin el apoyo sin fisuras de una parte del colectivo del profesorado, de forma individual u organizada sindicalmente».
El docente destacó que «casi todos los sindicatos de enseñanza de Cataluña están alineados con el discurso oficial y pocas veces han puesto en duda cualquiera de los elementos que configuran un modelo de escuela completamente alejado de la realidad heterogénea de la sociedad». También detalla que los centros educativos «juegan un papel fundamental» en el sistema de inmersión ya que en ocasiones se alejan «de la indispensable neutralidad institucional» y «muchos equipos directivos ejercen un papel de correa transmisora de la política lingüística impuesta de facto por el Departament d'Ensenyament».
Perales afirmó que los libros de texto de los escolares catalanes no ayudan a crear una «escuela neutral» ya que tienden a reafirmar «las diferencias» y potenciar «la enemistad». Además, detalla que «el impulso nacionalizador se expande» a bibliotecas, ludotecas y centros de cultura que reproducen «a veces de forma inconsciente» actitudes que «por habituales no dejan de ser poco éticas». Por eso, entre las propuestas del profesor está la de realizar «pruebas homogéneas para toda España al final de la Primaria y la Secundaria que muestren cuál es la realidad del dominio de la lengua y la historia comunes». También cree que es el momento de reclamarlas ahora que «el secesionismo ha tocado techo».

domingo, 29 de noviembre de 2015

Entrevista en VozPópuli


Societat Civil Catalana (SCC), la entidad que defiende la concordia entre los catalanes y el resto de españoles, ha denunciado que la presencia del castellano en las escuelas catalanas es residual. Los escolares catalanes de entre seis y doce años no tienen más de tres horas a la semana de castellano de un total de 25 horas lectivas, pese a la aprobación de la Lomce a nivel estatal. Así lo comprueba desde su puesto como profesor de Educación Primaria en Cataluña Daniel Perales, vocal de la junta directiva de SCC y experto en educación pública en esta entidad. 
- ¿Se está cumpliendo la aplicación de la Lomce en las escuelas públicas y concertadas catalanas?
La realidad es que el Departamento de Enseñanza de la Generalitat ha hecho las cosas a medias con respecto a la nueva ley. A grandes rasgos podríamos resumir que en Primaria se cumple en gran medida; en la ESO se hace una interpretación al borde de la legalidad, básicamente porque no ofrece dos itinerarios en el cuarto curso; y en Bachillerato la incumple porque no da materias como Física y Química de 1º. Tampoco ha aplicado la Formación Profesional básica y se han perdido tres millones de euros por ello. 
Lo más llamativo es que una ley tan criticada por parte del profesorado y a nivel político y social se basa en gran medida en la Ley de Educación de Cataluña, que sirvió como una especie de laboratorio de pruebas de lo que más tarde ha sido la LOMCE. Resulta de un cinismo insoportable que la consejera Irene Rigau haya querido situarse a la cabeza de la revuelta ante una ley que refleja en gran medida lo que ella misma ha defendido en los últimos años. 
- ¿Cree que se sigue incumpliendo las horas lectivas de lengua castellana en los colegios de Cataluña?  
El problema no es que se incumplan las horas lectivas, que de forma general son respetadas en casi todos los centros de enseñanza. La problemática surge cuando examinas el horario de los alumnos y en Primaria, por ejemplo, que es donde yo trabajo, de 25 horas lectivas semanales, tres corresponden a la asignatura de Lengua Castellana, las mismas que de Lengua Inglesa. El resto de materias, que suelen moverse en torno a las 19 horas lectivas semanales, se dividen entre las horas de Lengua Catalana y las horas en lengua catalana. Y aquí se encuentra el meollo de la cuestión, ya que bajo el mantra de la lengua vehicular única, desarrollado a través del modelo de inmersión lingüística, los alumnos de primaria (6-12 años) no tienen ninguna asignatura en castellano aparte de las tres horas de Lengua que antes comentaba, haciendo caso omiso a diversas sentencias del TSJC. 
"Los alumnos de primaria no tienen ninguna asignatura en castellano aparte de las tres horas de Lengua", sostiene Perales
Y lo que es peor, generando unas dinámicas que limitan o impiden de forma más o menos explícita la utilización del castellano con total normalidad por parte de maestros, alumnos e incluso en las relaciones con los padres o entre los propios profesores. 
Pero lo más preocupante sucede en la Educación Infantil (3-5 años), donde no se trabaja con asignaturas propiamente dichas y se entiende la formación de los alumnos desde una globalidad en la que cabe la Música, la Psicomotricidad o el Inglés, pero nunca el Castellano. Es decir, en Educación Infantil no se trabaja de forma general en lengua castellana. Y digo de forma general porque pese a que la mayoría de los Proyectos Lingüísticos de Centro.
En comarcas como el Bajo Llobregat, con mayoría de alumnos con lengua materna castellana, utilizan el castellano además del catalán en sus explicaciones con los pequeños. El problema viene cuando este tipo de “legalidades” internas dan alas a los fanáticos, ya sea entre equipos directivos (que pueden llegar a presionar a los trabajadores para utilizar únicamente el catalán), o a los educadores, que dan lugar a situaciones kafkianas como no responder a niños de tan corta edad cuando preguntan cosas en castellano. Realidades que sin ser generalizadas no son anecdóticas y sí son sintomáticas de que algo no va bien y que la escuela catalana necesita cambiar en múltiples aspectos. 
- ¿De qué forma SCC apoya el bilingüismo real en las escuelas? ¿Tienen previsto reunirse como asociación con la consejera de Enseñanza?  
SCC es una asociación muy plural y diversa en la que hay múltiples puntos de vista en casi todos los temas, y éste no es una excepción. En lo que coincidimos de forma general, además de en mostrarnos contrarios a la secesión de Cataluña, es en entender que el modelo educativo catalán debe de ser actualizado. Personalmente opino que la inmersión lingüística es un modelo de imposición nacionalista que poco o nada tiene que ver con la pedagogía. Si observamos como gran parte de los propios políticos nacionalistas llevan a sus hijos a escuelas con modelos en los que la convivencia entre lenguas se produce de forma natural, entenderemos muchas cosas de las que están sucediendo en estos momentos. 
- ¿No es justo que en una sociedad bilingüe como la catalana la escuela sea como mínimo bilingüe? 
- Tiene usted toda la razón. Y yo también lanzo las siguientes cuestiones: ¿No es lo más ético darle a la lengua materna el lugar que todos los organismos internacionales le otorgan, ya sea catalán o castellano como lenguas oficiales, o urdú u otras extranjeras si se dieran las ratios suficientes para ser implementadas y se contara con el personal adecuado? Creo que estamos ante el momento adecuado para pasar de pantalla y desligar la política y la educación, creando un sistema en el que el foco de atención se centre en el bien de los alumnos y en el que se enseñe a pensar y no a qué pensar. 
- Diversas entidades han denunciado que las ayudas de la Generalitat a las becas comedor son insuficientes, ¿tienen constancia de ello? Si es así, ¿cuánto deberían aumentarse estas ayudas?  
- He leído algunos artículos que se hacían eco de estas denuncias, pero no conozco en profundidad el tema como para poder asegurar que esto sea exactamente así. Lo que sí es una evidencia es que la brutal crisis económica que hemos padecido ha supuesto la potenciación exponencial de la desigualdad y que hay determinados centros escolares enclavados en barrios que han padecido y padecen el paro y la extrema precariedad, que necesitan una atención mucho mayor. Más si cabe en un tema tan fundamental como el de asegurar al menos una comida de calidad al día a nuestros menores. Y en este sentido no parece que el gobierno de Artur Mas esté por darle prioridad a este tipo de inversiones. 
"¿No es lo más ético darle a la lengua materna el lugar que todos los organismos internacionales le otorgan?", apunta Perales
- ¿Cuáles son los puntos fuertes y débiles de la educación pública en Cataluña y su posición respecto del resto de España? 
La educación pública en Cataluña, bajo mi punto de vista, tiene un importante punto débil que es el seguir desarrollándose mediante el modelo denominado como escola catalana. Una denominación que hay que explicar bien, porque de entrada todos entendemos que la escuela en Cataluña es escuela catalana, pero en su enunciado subyace la voluntad de ser algo más que un elemento descriptivo geográfico. Es decir, cuando se habla de escola catalana, se habla de un modelo que tiene la inmersión lingüística y cultural como elemento nuclear. Un modelo único en el mundo que genera mayor fracaso escolar entre los alumnos de lengua materna castellana como bien explica Sonia Sierra en un pasaje del libro El mito de la secesión
Pero seamos justos, la lengua por sí sola no explica un fracaso escolar de más del 20%, cifra muy cercana a la del resto de España. La infrafinanciación, el desarrollo de una línea escolar privada-concertada financiada con fondos públicos, o la sucesión de leyes educativas que no fijan un modelo claro a seguir durante años, son causas compartidas en el conjunto de España que no ayudan a conseguir una educación pública de calidad. De los modelos de éxito como el finlandés, salvando las distancias socio-culturales, nos separan demasiadas cosas que hay que analizar y llevar a la práctica sin más demora. 
Como punto fuerte, sin caer en el corporativismo, hay que destacar sin ningún género de dudas al colectivo del profesorado. Las complejas circunstancias vividas en los últimos quince años, desde la inmigración masiva, hasta la crisis económica y todo lo que se ha derivado de la misma, han puesto a prueba la profesionalidad, el sentimiento vocacional y la sensibilidad social de un grupo humano históricamente poco reconocido en España. Y precisamente en Cataluña encontramos algunos modelos de éxito en el desarrollo e implementación de experiencias novedosas, que hacen presagiar una mejora de los resultados en los próximos años. Y todo pese a los casos anteriormente descritos de fanatismo que hay que desterrar decididamente de las aulas creando un marco general que se aleje de cierta endogamia nacionalista. 
En todo caso, nos queda mucho trabajo por delante para mejorar nuestro sistema educativo, en Cataluña y en el conjunto de España. Si pudiera pedir un deseo de cara a la próxima cita electoral, pediría que todas las fuerzas políticas con sentido de Estado se pusieran de acuerdo en un pacto nacional educativo para los próximos 20 años. Sería un buen punto de partida.




http://vozpopuli.com/actualidad/72150-lo-mas-preocupante-es-que-los-escolares-catalanes-de-entre-3-a-5-anos-estudian-antes-musica-o-ingles-que-castellano

jueves, 26 de noviembre de 2015

"Un sol poble"

DANIEL PERALES
Vocal de la Junta Directiva de Societat Civil Catalana

"Un sol poble"

JUEVES, 19 DE NOVIEMBRE DEL 2015 - 17:19 CET
Junts pel Sí celebra la victoria en las elecciones
Una expresión se ha puesto de moda entre los secesionistas catalanes, un sol poble, dicen, y lo repiten, lo gritan, lo elevan a los altares de los mantras que tan buen resultado les daban tiempo atrás. Pero igual que Heráclito decía que no era posible bañarse dos veces en el mismo río, los tiempos han cambiado aunque algunos no quieran asimilarlo.
La parte de la sociedad catalana que permanecía escondida y silenciada ha despertado a golpe de intentar ser forzada a convertirse en algo que no es y, pese a que Cataluña nunca fue lo que se puede considerar un solo pueblo, afortunadamente la pluralidad está ocupando el espacio que nunca debió dejarse usurpar, surgiendo una conciencia de identidad múltiple como reacción a las imposiciones unívocas y reaccionarias.
La imagen de la sede de Junts pel Sí en la noche electoral del 27-S fue el ejemplo palpable del final de un régimen que agoniza y que necesita de nuevos estímulos para dar sus últimos coletazos. Pero como decía antes, ya no cuela, y los resultados en comarcas como el Baix Llobregat muestran a las claras que la distopía de una Cataluña homogénea no tiene visos de cumplirse.
Rafael Arenas, presidente de Societat Civil Catalana, lo dijo bien claro el pasado 18 de octubre en el teatro Victoria de Barcelona: “Que no hablen en nombre de los catalanes”. Que no lo hagan nunca más, porque si nunca tuvo razón de ser hacerlo, ahora mismo menos que nunca. La otra Cataluña, la que no sale en TV3, la que principalmente sufre las consecuencias de la crisis económica y de la lamentable situación del mercado laboral actual, la que está infrarrepresentada en la política, en la administración y en los centros de decisión en general, la que perdió la conciencia cultural y de clase, la que vota a Colau en el Ayuntamiento y a Arrimadas en las autonómicas, la que no está para jueguecitos de Risk y sí para que le solucionen sus problemas reales, esa Cataluña, ha hablado.
Esta parte de la ciudadanía de Cataluña, mayoritaria pese a todo, en su repertorio de eslóganes no incluye 'un sol poble', ni tan siquiera Sí que es pot, más bien renuncia al grito facilón y exige respeto y consideración, para decir fuerte y claro que sí se puede luchar todos juntos para solucionar los problemas comunes, que si se estira tanto la cuerda al final se rompe, y que merece ser escuchada de una vez por todas, como miembro de pleno derecho de una comunidad autónoma de ciudadanos libres e iguales, no de un sol poble. Porque ya no es la misma que entró en el río, porque ha cambiado ella y el río.

http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/un-sol-poble-4685819

https://agorasocialista.wordpress.com/2015/11/19/daniel-perales-un-sol-poble/

http://www.alternativaciudadana.es/index.php?option=com_content&view=article&id=20236%3A-qun-sol-pobleq&catid=179%3Adaniel-perales&Itemid=73&lang=es






miércoles, 21 de octubre de 2015

Cataluña a la Vanguardia de España.

Cataluña ha sido históricamente uno de los pilares del avance y la modernización de España. Puerta de entrada de la Península Ibérica al resto del continente ha sabido aprovechar su localización estratégica en el Mediterráneo, para desarrollar una economía competitiva y convertirse en un referente a escala global en determinados sectores como el turismo o las nuevas tecnologías. Buena parte de este éxito se debe a la estrecha relación con el resto del Estado, que es de lejos el primer cliente de bienes y servicios catalanes.
España no se entiende sin Cataluña y Cataluña no se entiende sin su integración en el conjunto de España. De hecho nunca han sido realidades diferenciadas o enfrentadas, y desde la Hispania romana hasta el Estado descentralizado y moderno de la actualidad, pasando por la integración de los diferentes reinos peninsulares en la corona hispánica a finales del siglo XV, Cataluña ha ayudado a configurar una España plural y diversa, orgullosa de su riqueza cultural y consciente de los innegables lazos de unión que subyacen entre tanta heterogeneidad.
De esta manera, tras la aciaga etapa franquista, a finales de los años 70 del siglo XX, España hizo una transición modélica hacia un modelo descentralizado en el que las diferentes nacionalidades y regiones que componen el Estado podían encontrar un espacio adecuado para las aspiraciones de parte de sus ciudadanos.  A día de hoy, Cataluña y otras regiones con lengua específica además de la común española disponen de competencias casi absolutas en educación, lo que ha facilitado y potenciado su singularidad cultural. Pero la capacidad de autogobierno no se queda ahí, y en el caso de Cataluña se dispone de policía propia y competencias casi exclusivas en multitud de campos tan importantes como la sanidad, que otorgan a estos territorios una cuotas de poder altísimas y casi sin parangón.
En un estado de estas características la lealtad entre los diversos territorios es uno de los elementos nucleares, y es ahí donde la clase política catalana lleva demasiados años trabajando en el sentido contrario. Desde el feliz advenimiento de la democracia, en Cataluña han gobernado fuerzas políticas nacionalistas que han utilizado el victimismo para resaltar las diferencias con el resto del país, para así obtener mayores cuotas de poder con las que tejer unas redes clientelares que en los últimos tiempos se están mostrando como germen de una corrupción generalizada y abyecta.
Este sistema tóxico para el desarrollo de cualquier proyecto compartido de convivencia se muestra en sus peores términos con el estallido de la crisis económica, derivada del pinchazo de la burbuja inmobiliaria específica española y la crisis global a partir de 2008. El sufrimiento y la desesperación en los que se sume buena parte de la ciudadanía española, y en particular la catalana, es utilizado por la clase política nacionalista para desarrollar su programa de máximos hacia la secesión. Un programa que de forma desleal llevaban décadas construyendo a través una estrategia configurada por el que fuera presidente de Cataluña durante 23 años, Jordi Pujol, que actualmente se haya bajo investigación por fraude fiscal. En esta huida hacia adelante de su sucesor y actual presidente de Cataluña, Artur Mas, para tapar la corrupción generalizada y su ineficiente gestión de la crisis económica, la ontología del nacionalismo ha entrado en escena con toda su crudeza, a saber, buscando un enemigo exterior (España), construyendo un relato histórico fundacional tendencioso y acientífico alejado de la realidad de un acervo histórico-cultural común con el conjunto de España, y cayendo demasiadas veces en actitudes supremacistas que tan bien conocemos en Europa, tristemente.
Y así llegamos al momento presente, con unas elecciones autonómicas el 27 de septiembre que el nacionalismo pretende convertir en sustitutivas de un plebiscito sobre la secesión, configuradas con una falta de calidad democrática inaceptable. Con una ley electoral, competencia del gobierno catalán, que prima los territorios sobre las personas y que dota de mayor valor a los votos de las regiones interiores, más proclives a las tesis del nacionalismo; con una total invasión del espacio público de simbología favorable a la secesión; con la elección de una fecha que favorece la abstención del sector favorable a la unidad; con un arranque de la campaña electoral justo el 11 de septiembre, festividad utilizada por el separatismo para desarrollar demostraciones de fuerza en forma de manifestaciones masivas y actividades diversas de claro sesgo político y con la intención de influir en el proceso electoral; con unos medios de comunicación públicos demasiadas veces al servicio de la candidatura independentista, y con los partidarios de seguir formando parte de España desmovilizados y atemorizados en muchos casos ante el despliegue de los que basan en mitos y leyendas su peligrosa fuerza. En definitiva, con una situación absolutamente desigual entre partidarios y detractores del proceso secesionista, que imposibilita la lectura de los resultados en clave plebiscitaria.
Pero lo más preocupante es el anuncio por parte de las fuerzas secesionistas de utilizar los resultados electorales para saltarse la legalidad y caminar hacia una declaración unilateral de independencia que alejaría a Cataluña de Europa, que acrecentaría los problemas económicos de la ciudadanía catalana y del conjunto de España, que sumiría en un mar de incertidumbre la situación política, y que tensaría la cuerda de la convivencia hasta extremos muy peligrosos.

Es en este campo de juego donde el trabajo de Societat Civil Catalana se convierte en imprescindible, explicando las ventajas de seguir perteneciendo a España y apostando por la necesidad de acabar con el monopolio del poder en Cataluña por parte del nacionalismo, que ha tensionado y dividido una sociedad hasta ahora mayormente tolerante y cosmopolita. Con el propósito fundamental de seguir avanzando juntos y mejor, por una Cataluña abierta en una España de todos, que mira al futuro desde una óptica europea y global.



martes, 15 de septiembre de 2015

Si tú no vas, ellos ganan y perdemos todos.



Para las personas que tenemos una alta sensibilidad social, se hace ciertamente complicado tener que estar centrados en luchas de identidades, cuando tanta gente está sufriendo las consecuencias de una crisis económica brutal y desgarradora que ha derivado en una precarización del trabajo inadmisible. Unas identidades que, además, son perfectamente compatibles, y así ha sido siempre para la mayoría de catalanes.
Pero la realidad es la que es, y el nacionalismo nos está abocando a una situación inmoral fruto de sus propias dinámicas sectarias y maniqueas. El egoísmo, la insolidaridad y el totalitarismo uniformador de la ola secesionista están intentando esconder la realidad de unas clases medias y trabajadoras depauperadas. Todo tapado con el empacho de banderas y de yincanas que demuestran que tienen mucho tiempo que perder y que gozan de una situación económica cómoda, como evidencia el profesor de sociología Pau Mari-Klose en el capítulo primero del magnífico libroCataluña. El mito de la secesión.
Desde hace varios años, en Cataluña se ha dejado de hablar de los temas que nos afectan realmente como ciudadanos, para, a través de un aparato de propaganda continuo e inmoral, pagado con esos recursos de todos que no se destinan a lo prioritario, generar un estado emocional que lleva a muchos conciudadanos a buscar culpables externos para descargar las importantes responsabilidades del propio gobierno. No olvidemos que Cataluña es una de las regiones del mundo con mayor capacidad de autogobierno y con suficientes recursos como para resolver los verdaderos problemas de la gente y no crear problemas añadidos innecesarios.
Debemos tener muy claro que en este 27 de septiembre la participación debe rondar el 80% para darle la vuelta a esta ilusión burguesa tan alejada de las necesidades y aspiraciones de la gente de a pie.
En este proceso de ruptura, orquestado por la clase política nacionalista, la calidad de la democracia se ha resentido muy gravemente. Y no solo por los casos de corrupción que formaban parte del día a día de los padres de la patria, sino también porque todo este salto hacia adelante sin sentido, peligrosísimo para la convivencia y que solo genera divisiones estériles, nos lleva a afrontar las próximas elecciones del 27-S bajo un paradigma plebiscitario que no corresponde. Y los protagonistas de toda esta miseria intelectual y moral lo justifican atribuyéndose la voluntad de la totalidad de los ciudadanos de Cataluña bajo el victimismo del no nos dejan votartenemos derecho a decidir y otros lemas de vuelo corto, tan efectivos en los tiempos que corren.
Pero la realidad es tozuda, por mucha creatividad semántica que se atestigüe, y nos demuestra que esta clase política nacionalista que se llena la boca con la palabra democracia, entre otras acciones, coloca las elecciones en un puente para el 80% del territorio menos proclive a sus tesis; las sitúa justo quince días después de laperformance masiva del 11-S en el primer día de campaña electoral; utiliza los espacios públicos para marcar el territorio con banderas partidistas; instrumentaliza los medios de comunicación públicos, que actúan de correa de transmisión directa de los postulados oficiales; malgasta el dinero de todos para subvencionar de forma directa o indirecta a entidades que buscan lo que nos distancia en lugar de lo que nos une. Y lo hace con una habilidad para la invención conceptual que nos deja pasmados, uniendo izquierda y nacionalismo (CUP), españolismo e independentismo (Reyes & Rufián) o monolingüismo y pluralidad (Som Escola), en un ejercicio sofístico de baja estofa que avergonzaría al más pintado.
En esta coyuntura tan alejada de los principios democráticos más básicos nos vemos abocados a un proceso electoral determinante para el futuro de todos, con al menos la mitad de los ciudadanos catalanes hastiados de tanta teatralización, de tanta emoción, de tanta futbolización de la política, y con ganas de acabar con esta insensatez creciente. Debemos tener muy claro que en este 27 de septiembre la participación debe rondar el 80% para darle la vuelta a esta ilusión burguesa tan alejada de las necesidades y aspiraciones de la gente de a pie.
Está en nuestras manos acabar con el triste recorrido de los que se envuelven en banderas de una parte para olvidarse del todo. Los mismos que si fueran un 3% menos adinerados entenderían que la pluralidad de Cataluña no permite un programa de máximos. Por ellos, por ti, participa en estas elecciones autonómicas, nos jugamos demasiado.



sábado, 12 de septiembre de 2015

jueves, 27 de agosto de 2015

PSC: ser o no ser, esa es la cuestión

MIÉRCOLES, 5 DE AGOSTO DE 2015 - 02:57
Daniel Perales


Se acaban de celebrar unas interesantes jornadas en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander bajo el título 'Dilemas de la cohesión territorial en España',organizadas por la Fundació Joan Boscà. Se han desarrollado con un alto rigor intelectual general, con un elenco excelente de académicos, periodistas y políticos de diferentes partidos, con una presencia notable de ponentes en la órbita del PSC.
A lo largo de este encuentro pudimos escuchar las opiniones de Marina Subirats, Daniel Fernández, Carme Chacón, Josep Borrell o Jordi Hereu entre otros, y con matices, pese a ser evidente el cambio de tendencia en el posicionamiento respecto a la cuestión secesionista, el mensaje que subyace es en parte preocupante.
En el ámbito de los que se posicionan a favor de la unidad en el entorno socialista, todavía no existe la claridad de ideas necesaria para hacer frente a una de las afrentas más importantes de las últimas décadas
Mientras la abrumadora realidad se manifiesta en los términos previstos en los planes nacionalistas que vienen de muy lejos, en el ámbito de los que se posicionan a favor de la unidad en el entorno socialista, todavía no existe la claridad de ideas necesaria para hacer frente a una de las afrentas más importantes a las que se enfrenta la ciudadanía española en las últimas décadas. Para saber afrontar un problema es importante reflexionar sobre las causas que lo han provocado. Pero, cuando en ese análisis se pasa por alto la más necesaria autocrítica y se cae en una cierta autocomplacencia y/o determinismo, la nueva mesa que se pretende vender, se queda con tres patas.
Sinceramente, la confianza se tarda mucho en ganar, muy poco en perder y es casi imposible de recuperar una vez perdida. Pero el nivel de desesperación política es tan alto en Cataluña entre los que nos movemos en las coordenadas de la izquierda no nacionalista (maldito pleonasmo), que muchos estaríamos dispuestos a alquilar (no comprar) una catarsis sincera del PSC. En los últimos tiempos han hecho modificaciones en su discurso hacia la coherencia con sus principios fundamentales (y así se ha demostrado en Santander estos días), pero deben ser conscientes de que el proceso de recuperación de la confianza va a ser difícil, y que utilizar el federalismo como el mantra que todo lo arregla, la ley de lenguas como la panacea que no dé solución a la imposición lingüística, o la construcción de una identidad europea como antídoto contra las tensiones centrífugas, no servirán para nada sin un auténtico propósito de enmienda que evite, por ejemplo, cosas como la inclusión de Castelldefels o Terrassa en la AMI gracias a los votos del PSC, como hemos visto estos días.
Seamos claros, los grandes artífices de la situación que tenemos actualmente en Cataluña han sido, por acción u omisión, los líderes del PSC. Por haber renunciado a los principios matriz del socialismo, incompatibles con el nacionalismo; por haber bailado el agua y haber jugado a la connivencia con los supremacistas; por haber engañado una y otra vez a sus propios militantes y votantes desde unas cúpulas aburguesadas y completamente cercanas a las tesis de las élites extractivas nacionalistas.
Por todo esto, porque tenemos memoria, porque no aceptaremos un trágala, porque ya tenemos la piel muy fina de fraudes, porque estamos hartos del complejo histórico con la interiorización de la identidad española compartida, no daremos un cheque en blanco a este viraje congruente que se intuye. En definitiva, que la necesidad de votos y la pérdida de poder no sea la que esté provocando estos cambios, que sea la interiorización sincera del error cometido y de la enmienda que lo debe intentar superar. Recojo el guante de Carme Chacón cuando en una magnífica intervención explicó que había cosas de la inmersión lingüística que no funcionaban y que había que arreglar. Es un paso en la dirección correcta, pero todavía quedan muchos.

domingo, 26 de julio de 2015

El triple peligro del final del proceso.


El triple peligro del final del proceso

DANIEL PERALES
lunes, 20 de julio de 2015, 09:24
La fase artúrica del plan secesionista llega a su fin. Para bien o para mal, “s’ha acabat el bróquil” y el alivio a tanta irracionalidad ve la luz al final del túnel. Como suele pasar en tantos procesos sociales, la dialéctica hegeliana nos ayuda a entender que vamos camino de encontrar una síntesis a todo este cúmulo de despropósitos diseñado desde hace varias décadas, que en su acelerón final camina a caballo entre el ridículo y el chiste malo.
Pese al incremento del sufrimiento y la división que este proceso letal para la convivencia está provocando en sus últimos suspiros, algunos nos alegramos de que la lluvia fina haya dejado paso a un chaparrón del que nadie pueda evitar mojarse.
Pero, como suele suceder en este tipo de situaciones límite, no faltan aquellos que pretenden darle una patada al balón para alargar la partida, siendo dos perfiles los más proclives a esta estrategia. Por un lado, los bienintencionados que quieren buscar equilibrios y, mediante el pacto, el diálogo y la comprensión unidireccional, entran en un peligroso juego equidistante que sitúa en el mismo plano a víctimas y verdugos.
Además, también están los que pretenden volver al kilómetro treinta de la maratón para evitar la pájara que les ha imposibilitado llegar a la meta, coger fuerzas y esperar un poco a encontrar otra oportunidad más adecuada para culminar la hazaña, emulando a Filípides.
El equilibrio virtuoso aristotélico poco o nada tiene que ver con el primer perfil explicado, más bien podríamos situarlo en el síndrome de Estocolmo y en el miedo a tener que liderar una alternativa distinta. En este grupo podríamos situar a los socialistas, tanto en su versión nacional como en la autonómica.
Respecto al segundo grupo, liderado de forma magistral por el señor Josep Antoni Duran i Lleida, nos encontramos con el peligro real que supone el apoyo de los grupos de poder capitalinos, agotados con un proceso que nunca han entendido ni pretender entender. Este sector se mueve en coordenadas coste/beneficio, poco dadas a preocupaciones tan terrenales como las que tenemos los ciudadanos que sufrimos las políticas de asfixia cívica por parte del nacionalismo.
Ante este triple peligro, a saber, el del salto adelante del secesionismo -Declaración Unilateral de Independencia (DUI) mediante-, el de la búsqueda del contentamiento de los ontológicamente descontentos, y el de los que quieren volver a mirar para otro lado dejando hacer de nuevo a los del “peix al cove”, no nos queda otra que estar ojo avizor. Cuando una película es muy mala, o te vas sin que termine, o en un afán de tendencia masoquista, te quedas hasta el final, dormido y apesadumbrado a partes iguales. Lo que nunca haces es salir del cine y volver a comprar otra entrada para repetir en la siguiente sesión.
Hagamos una película buena entre todos los que queremos una sociedad más justa, con más igualdad, más libertad y más solidaridad. Una película con una España atractiva, moderna y estimulante como protagonista. Hagámosla inclusiva, abierta, tolerante, de la que nadie se pueda apear desde unos valores humanistas globalmente reconocidos. Pero, hagámosla.
* Daniel Perales es miembro de la Junta Directiva de Societat Civil Catalana.


http://www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/1103520/el-triple-peligro-del-final-del-proceso

https://societatcivilcatalana.cat/es/news/el-triple-peligro-del-final-del-proceso-qidx






















jueves, 9 de julio de 2015


De atuendos y prejuicios

Daniel Perales

Jueves, 18 de junio de 2015 - 08:32 
Inmersos como estamos en momentos de cambio, llama la atención alguno de los focos en los que se está fijando el debate político. Uno de estos centros de interés mediático, aparentemente bienintencionado, pone el acento en la estética, que a diferencia de la ética, cada uno tiene la suya. Si bien hay algunos patrones comunes como que no se debe mezclar la raya con el cuadro, estaremos todos de acuerdo que en poco afecta a la convivencia diaria entre humanos. Si no me gusta tu chaqueta con coderas o tu corbata ancha clásica no voy a creerte menos capaz de realizar cualquier función que te sea encomendada, a no ser que sea la de ejercer como consejero del amor en algún programa de culto de los mediodías.
No vaya a ser que lo que realmente subyazca de esta obsesión por lo estético sean prejuicios basados en un clasismo elitista de los que no aceptan la derrota en las urnas
De esta manera, no entiendo la obsesión de algunos por mostrar como algo negativo el hecho de que nuestros recién elegidos representantes de la soberanía popular lleven piercings, tatuajes, vistan ropa cómoda o vayan en bicicleta a cumplir con sus obligaciones. ¿Qué tal si los juzgamos por sus actos? Me parece evidente que el hecho de que gobierne una fuerza política en Badalona travestida de Podemos para recoger sus votos, siendo apoyada por una parte ínfima de la ciudadanía; que llegue a la alcaldía por la puerta de atrás y en un acto completamente bélico a nivel simbólico coloque una estelada gigante en la plaza mayor, es criticable políticamente, y mucho, pero no que su máxima representante luzca una riñonera o sandalias con calcetines. Me parece criticable políticamente que el PSC haya vuelto a vender a su electorado en Castelldefels cayendo en brazos de las exigencias secesionistas más trasnochadas, pero no el tono rojo evolución morado de sus carteles de esta campaña que parecían desteñidos de fábrica. Me parece criticable políticamente que los recién elegidos concejales por la CUP en Barcelona se fotografíen con unos cartelitos de apoyo al preso Otegui, pero no por su looks deportivos o alegóricos a películas tatuadas en sus manos.
Por lo tanto, y espero que se me disculpe este tono de humor, más que negro que lo carga el diablo, un poco a colorines, lo criticable políticamente es la acción, no la estética. Para lo segundo, censurable también en otro plano, entramos en el terreno de la frivolidad, como parte de este artículo. No vaya a ser que lo que realmente subyazca de esta obsesión por lo estético sean prejuicios basados en un clasismo elitista de los que no aceptan la derrota en las urnas. Y sintiéndolo mucho, después de ver cómo nos han saqueado políticos vestidos con impolutos trajes, regalados o no, deberíamos darle el beneficio de la duda a los que no dan tanta importancia a la estética pero sí a la ética, o eso dicen. No empiezan bien con casos como el de los tweets de Zapata o los acercamientos de Colau al más rancio nacionalismo. Estaremos atentos.

http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2015/06/de-atuendos-y-prejuicios-21173.php

http://www.cronicapopular.es/2015/06/dani-perales-de-atuendos-y-prejucios/

http://www.alternativaciudadana.es/index.php?option=com_content&view=article&id=20019%3Ade-atuendos-y-prejuicios&catid=137%3Atribuna-nacional&Itemid=39&lang=ca

sábado, 13 de junio de 2015

Revista SCC-Artículo sobre el modelo sanitario de ACP


El sistema sanitario español ha supuesto hasta la llegada de la crisis económica uno de los grandes orgullos de la ciudadanía de este país. Un modelo público universal, gratuito y de calidad, que pese a necesitar mejoras de calado, ha conseguido generar confianza en la ciudadanía. Una confianza ganada a pulso a través de un sistema que ha logrado implantar una red asistencial que no ha dejado prácticamente a nadie atrás. Con un modelo de gestión de trasplantes pionero a nivel mundial; con una red de teleasistencia para los más mayores que atiende a un sector de la población que sufre las consecuencias de algo tan positivo como es el aumento de la esperanza de vida; con una red de grandes, medianos y pequeños hospitales, complementados por ambulatorios casi en cada núcleo de población sustancial, que han contribuido a la tranquilidad de la población en un tema tan fundamental.
Pero aunque la evolución del sistema público de salud ha sido en líneas generales positiva, y más si lo comparamos con la mercantilización que de este servicio se ha hecho en otras latitudes, siempre quedan cosas por mejorar. Con la crisis económica, el sistema sanitario ha sido uno de los servicios públicos más castigados por unas políticas de austeridad que han mermado gravemente su calidad, entregando la salud de la mayoría de los ciudadanos a la voracidad de las empresas privadas. Este deterioro del sistema sanitario no solo afecta a esa confianza ganada durante años, sino que, lo que es peor, atenta directamente contra la igualdad y la justicia social.
Aumento de las listas de espera, atención deficitaria en los servicios de urgencias, limitación del tiempo dedicado al paciente por parte de los facultativos, empeoramiento de las condiciones laborales del personal sanitario, intento de privatización mediante externalización de servicios, y un largo etcétera de elementos que nos llevan a pensar que algo tan preciado y que ha costado tanto conseguir, necesita de una protección especial frente a los ciclos de la economía de mercado y frente a los que pretenden hacer negocio con un elemento tan nuclear en la vida de los ciudadanos.
Por todo esto, desde Alternativa Ciudadana Progresista proponemos una reforma constitucional que impida, igual que se ha hecho con el pago de la deuda, que se rebaje el presupuesto en sanidad (y en el resto de servicios públicos fundamentales) y que garantice la gestión pública del sistema. La mejora de la gestión puede llevar al ahorro, por ejemplo unificando diecisiete sistemas estancos, centralizando compras, evitando duplicidades, desarrollando estrategias de mejora del propio sistema, pero bajo nuestro punto de vista, siempre desde el colchón de una financiación suficiente y creciente, que no esté a expensas de los vaivenes de la economía global y de la entrada de capital privado con intereses espurios.

Desde nuestra organización tenemos claro que un objetivo tan ambicioso solo se puede llevar a cabo desde la unidad cada vez a mayor escala. La fragmentación de España solo crearía mayores dificultades al mantenimiento de una red asistencial pública de calidad y por eso nos oponemos frontalmente a los secesionismos interesados que en nada benefician a los más débiles. Por lo tanto, por una mejor sanidad, pública, universal, gratuita y de calidad, nos sumamos al conocido eslogan del #JuntsImillor

jueves, 21 de mayo de 2015

La mano visible

La mano visible
Daniel Perales

Martes, 19 de mayo de 2015 - 08:45 
El esfuerzo que antaño hacían en España las organizaciones empresariales para parecer hermanitas de la caridad, parece que ya quedó atrás. “Generan puestos de trabajo”, “la riqueza de un país se basa en sus emprendedores”, “alfombra roja para crear negocios”, “contención de los salarios para ganar competitividad”… Era común escuchar estas expresiones y la gran mayoría asentía consciente o inconscientemente a los nuevos mantras del sistema de mercado. No les faltaba parte de razón, una economía capitalista funciona cuando el dinero fluye, las empresas generan beneficios y los ciudadanos tienen suficiente capacidad adquisitiva como para consumir y hacer girar la rueda que una mano invisible mueve para que todo funcione de maravilla, las mariposas vuelen en los verdes prados y las palomas blancas trasladen sus mensajes de paz y amor por todos los confines del planeta Tierra.
La rentabilidad social no hace rico a nadie, ni falta que hace, porque de lo que se trata es de dotar de las condiciones mínimas para una vida feliz de la ciudadanía
Uno no las tenía todas consigo cuando escuchaba a los próceres del liberalismo económico desarrollar con tanta vehemencia esta arcadia soñada, pero como “los expertos” eran ellos, no íbamos a poner en duda la opinión de gente tan insigne. Pero entonces explota la burbuja inmobiliaria, la economía se hunde, los bancos son rescatados con dinero público, la corrupción masiva sale a la luz, el paro crece exponencialmente, la pobreza se incrementa de forma extrema y la mano invisible nadie sabe dónde se encuentra.
No vamos a desgranar aquí las consecuencias catastróficas que todo esto ha tenido para la mayor parte de la ciudadanía, pero resumiendo mucho podríamos decir que la clase media casi ha desaparecido, las clases más desfavorecidas sobreviven gracias a la magnífica red de solidaridad familiar y asociativa, y las clases altas como mínimo siguen viviendo igual de bien, todo ello adornado con el destrozo absoluto de las condiciones laborales de los trabajadores. Es decir, la igualdad y la justicia social han menguado de forma alarmante con la mano esa tan esquiva sin dar señales de vida.
En medio de este proceso desarrollado en varios años, solo se recuerda un propósito de enmienda por parte de Sarkozy y su célebre frase refundadora del capitalismo. Pero nadie le hizo mucho caso (ni él mismo seguramente) y el desarrollo de los acontecimientos fueron de nuevo dirigidos por los mismos que nos habían llevado al desastre, como ese pastor al que convence el lobo para cuidarle las ovejas después de haberse zampado la mitad de su rebaño.
Y en esas estamos, pero con un componente extra, que como decía al principio no existía hace unos años: la desvergüenza. Las élites empresariales ya se atreven a decirlo todo, sin filtro, como esas personas ya ancianas que sienten que están dando sus últimos pasos en la vida y dicen todo lo que se les pasa por la cabeza. El miércoles decía Juan Rossell en La Vanguardia lo que seguramente lleva pensando el empresariado décadas. Apuestan por la privatización de la sanidad y la educación porque si ambos sectores estuviesen gestionadas por empresarios, podríamos sacar mucho más rendimiento.
Supongo que es difícil de entender para alguien que analiza el mundo bajo criterios economicistas que el rendimiento tiene varias maneras de interpretarse. Que existe una forma, seguramente la más justa y la que afecta a más gente, que se centra en el beneficio social. Que la rentabilidad social no hace rico a nadie, ni falta que hace, porque de lo que se trata es de dotar de las condiciones mínimas para una vida feliz de la ciudadanía. A toda esa ciudadanía que ha sufrido una estafa que no ha provocado y a la que están intentando marear con líos identitarios, ya no se le enreda tan fácilmente, porque la conciencia social está despertando. Son muchos los ejemplos (Panrico, Coca-Cola, Movistar, Hospital de Viladecans o Bellvitge…) de trabajadores que no estamos por la labor de seguir tragando con un sistema injusto que nos convierte en meras piezas del engranaje de una máquina de generar recursos para los que más tienen.
Así que señor Rossell, se agradece su sinceridad, con sus declaraciones nos deja todavía más claro que esa mano invisible desaparecida se ha convertido en una mano bien visible que nos quiere robar lo poco que nos queda del estado social. Estaremos atentos.